Emulando a Eduardo Lizalde


Emulando a Eduardo Lizalde...

¿Quién es la fiera?

una botella de estiércol se derrama en la garganta

supura sus gotas en las venas

como viejo barbero de la época

grita con la labia de la saliva

que a escupetajos se resbala entre boca y boca

compañeros de tabla,

llora con la voz de los dolores que tienen pico

y se resbala de nuevo burbujeante de alcohol y confusión.


Las zarpas son cicatrices de lucha

por comerse a los demás,

y la soledad no es un espejismo de brutas declaraciones

salta sobre las tienda de las cervezas

los augurios etílicos

y ese fermento se amasa en las protuberancias

del muerto que va de paso por la vida.



Fiera soy,

estoy al acecho

tengo líneas pardas en mi espalda

y mi cuerpo es denso

bebe, no sabrás huir...



Diana Vallejo



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Humanidad.



El orbe se llena de peldaños pegados a sus ojos

Gavias en lucha



Las brújulas se acantonan en el pecho de su homo “sapiens”

su erguida posición abandonó a la natura…



Transcurrir, meditar, no existir es una clave en el viento.



Ves, hoy desesperan las ventanas

En esos vidrios escurridizos

Espectros, siluetas ensombreciendo las caras

De quiénes no pronuncian.



Por allí, verbos cultos

Se cultivan en campos estériles y taciturnos

Se reparten volantes y gritos

O tocan las puertas los rumores de muerte

¿Quién sabe? el negro puente cruza desde el oriente en busca de víctimas;

Sus torturas son onerosas, su pie es de barro

Caerá, lleno y putrefacto, sin sal y sin polvo

No quedará de él, pues nada es.



La noche

Ca be cea,

Dando pasos la comuna aislada,

Buscándole a una esfera cósmica

Su arriba, su abajo…

¿Qué sentido tiene la dirección?

La falacia es conversión

Y la mentira, una clave del éxito.



Hoy, La hierba es húmeda y se ausenta

Y el pulcro asfalto se carcome las tristezas en invierno

Quién no destila hogar, queda en las calle.

Y abres la puerta pones en marcha la ruleta rusa.



La gente pasa…pasa de largo, la gente, la que se dice gente.



El tiempo, es una tenue esperanza

Mohín, prisa y sinsabores

Engangrenan con pus de lástima

Y el óbito espera tener efecto.



Así se desliza la noche en harapos

Y en el cartón se apuntan los graffiti de la misericordia

Se aprietan los pocos y amistosos periódicos de calor

Te arrullan miles de pequeños abandonos.



Subes el vidrio polarizado

Crédulos oportunistas de un poder desnaturalizado, poderictos sin cura

El orbe no se ciñe a sus destinos

Si hay que erguirse, es para que la testa

ande encima de la mugre…



Diana Vallejo

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