LIBERTAD DE EXPRESIÓN VRS EL RACISMO ECONÓMICO




 Libertad de expresión vrs el racismo económico
Publicado en Jönköping,  Suecia, 2015
Copia editada.
Por: Diana Vallejo /Honduras
Agnes  es keniana,  costurera y mamá de dos hermosas niñas negras, cuando nos conocimos me abordó a preguntas sobre el control de natalidad, sobre lo que pienso respecto a ser mujer u hombre, me abordó con hambre de saber sobre temas  humanos, recurrentes y cotidianos. Un día la fui a ver y me  entristecí, porque señaló a sus hijas diciéndome -esta es más clarita- refiriéndose a la mayor  -y ésta salió al papá, oscura- enfatizó con cierto tono de reproche lo de “oscura”.  En Latinoamérica, el equivalente peyorativo es decir  “indito”,  que según es ser feo, ignorante y color café.

Oscura… aquella palabra quedó retumbando en mi mente como cuando se escucha a lo lejos el llanto de las campanas que hienden el viento y el espacio del  tiempo, hoy como ayer llora la palabra; su significado  es tan traumático  como las vibraciones que dejó en el corazón mundial.

Comprendí la perspectiva, viajé  y reparé como la gente en Mombasa, Dar es Salaam,  Zanzíbar  y Mtwapan, procuran se alisarse el pelo, colocarse  extensiones,  blanquearse para verse “bonitos”, una belleza imperialista y hasta asesina. En algunos pueblos   vestían aún sus hermosos trajes típicos, con el pelo en  trenzas,  amarres o cubierto. Ver afros era refrescante,  rebelde, la gente que lo lleva siempre tiene una actitud libre.

En Kenia y Latino América   el invasor pesa en el ánima, se antepone la moda occidental, el fenotipo del invasor, por ende aquella frase, ella tiene la  piel “menos oscura”  es dura, y la sociedad te coloca en un estrato diferente,  así   lo claros, los menos negros o menos aindiaditos  aseguran sus trampolines de movilidad entre clases, se transforman en oportunidades.

Como no soy ni blanca ni negra, de pelo rizado y suelto, de nacionalidad indefinible por ser  hija de las mezclas, y proveniente de un  país dónde las sangres se han sumado, sin buscarlo me  admiraban, soy  “clara y café” en el fuero social…una mujer “casi” blanca. Por eso Agnes me pidió que me llevara a su hija menos oscura, quería que una musunga  la criara, aquí el color tiene calamidades. 

También me preguntó -¿cree en Dios?-sólo sonreí, jamás he visto al dios de los demás, y ellos tampoco han visto al mío o la mía.

 Mientras tanto las noticias transmitían sobre unos extremistas somalíes Al-Shabbaab que aterrorizaban la zona costera desde el centro hacia el Norte.  Los terroristas tuvieron tiempo de aniquilar a un pueblo completo  durante toda la noche; fueron matando a cada uno de sus habitantes en total impunidad otro aspecto notorio fue que  la policía se fue antes de que ellos llegaran, muy coincidente porque existen pleitos por posesión de tierras en esas zonas entre una  compañía de turno, el gobierno local y los residentes.

Esa cantaleta la reconocí,  no es distinto en Honduras. Detrás de las masacres apesta el interés económico, tanto en mi país, como en Kenia. La prensa keniana criticó entonces a la policía por  esa “extraña fortuna” de no estar en sus postas al momento del ataque, mientras escuchaba experimenté esa sensación de estar de nuevo en la Dimensión Desconocida.

Pensé -¿Qué medio internacional conocido, discute los porqué de la mortandad en Honduras o Kenia?- Mi país no está en guerra, pero se dan más “bajas” que en una, lo catalogan como el país “más violento”, mentira, es el país más reprimido.  Ese muro mediático, alude a que dicha violencia es por causas “culturales”.

   Así lo decretó el International New York Times  el  4 de agosto del 2014,  “explicó” con un remedo de historia meliflua, los porqué de la incontenible violencia en Honduras (resumía todo a la falta de dios en nuestros corazones)  un artículo tendencioso  que asolapa las verdaderas causas.   Jamás mencionó el descalabro institucional que vino después del golpe de Estado y ni por cerca sobre las  intervenciones agresivas por parte de compañías internacionales. Por ejemplo, no comenta sobre el aniquilamiento de 45 periodistas desde el 2009,  o que en los 40 meses del gobierno de  PP Lobo, mataron a 2,600 mujeres y 3,800 jóvenes y niños, aparte ni cuestiona el  flagrante fraude  avalado por la OEA y la ONU en el 2013, dónde impusieron a Juan Orlando Hernández como presidente  y cuya guardia personal fue la misma que propinó una paliza a José Guadalupe Rúela, Director de Casa Alianza (centro para el cuidado de jóvenes en situación de calle) centro que recaba información sobre los asesinatos dentro de su población meta.  Nadie se escapa, matan hasta bebés, pero más allá de la saña y el dolor, la esperanza no me es útil, no contesta, es el último demonio de la Caja de Pandora. Entonces me pregunto: ¿Por qué?

¿Por qué publican tantas patrañas? detecto un patrón mercadológico puro y duro, no es periodismo, un relato de héroes en medio de la desgracia, gente buena porque es religiosa y creyente y Dios los cuida, ese era el mensaje subliminal de toda aquella farsa. Entendí que la violencia, pasiva o activa, es un negocio rentable. Éste medio instrumentalizó  nuestra desgracia a favor del emporio global y yo ahí sentada en una banca gris del aeropuerto de Frankfurt, muriéndome de rabia e indignación.

El International New York Times, no mencionó  las ZEDES (enclaves que arrebatan el territorio a las comunidades ancestrales) que serán sólo habitables por ciudadanos extranjeros y millonarios a quiénes el medio ambiente no les importa, porque  sólo avizoran un  posible campo de golf. Éstas ciudades las promueven  en las Vegas, las venden con el nombre de  Start Up Cities. Para ponerle la cereza al problema, en la costa norte del país caribeño, existe una gran bolsa de gas y petróleo  natural, que Chevron agoniza por explotar y tampoco  aparece.

Así que  el New York Times, en verdad es el  publicista. La campaña:  Promover un cuento de  conversión a dios en medio del horror: Dirá  por qué  los y las hondureñas somos masacrados por las maras, que somos unos  sub desarrollados, que actuamos por sed de sangre y nos matamos entre sí, afirman aparte que es un problema sin solución, porque no hay instituciones serias que gobiernen (la única verdad entre tanta farsa) y que sólo dios salva, pobre Dios lo utilizan como papel higiénico.  El que no  conoce a Honduras, se traga la píldora del engaño,  sin saberlo presencia un genocidio en curso, así han logrado  enterrar y saquear nuestras vidas.

Hay maras,  pero no son el problema cardinal, en términos empresariales serían la primera línea de acción, los que atienden al “cliente”, otras veces son los policías quiénes ejecutan el crimen. Hemos sido un país ocupado, silenciado, pero ahora es el colmo,  ésta boa nos está asfixiando, además los cómplices gubernamentales borran  y modifican las cifras de mortandad. Por supuesto, es por dinero, esa religión macabra.

Religión, donde las cárceles de seguridad se convierten en maquilas de productos y de órganos; tienen a los “empleados” que en verdad son esclavos. A  los niños huérfanos los enajena la milicia y les inculcan  un Dios paranoico porque necesitan renovar sus filas  de sicarios y esclavos en las cárceles, la delincuencia se encarga de obtener  productos “orgánicos”. Tampoco es casualidad  que bombardeen escuelas en Palestina, eso niños(as) serán los nuevos consumidores de la guerra; similar a lo que hacen las cadenas de comida rápida cuando regalan juguetitos, incentivan la fidelidad del mercado, que crezcan contentos u odiando. Somos víctimas del mercado criminal organizado. La vida humana  perdió su trascendencia en aras de la venta de armas y experimentos cosméticos. Estoy aterrada como habitante del mundo, ver el gran ejército de infantes entrenándose como  matones en países como el nuestro, ¿cuál es el fin? la cochina venta de armamentos.


Por eso Agnes, intentó obsequiarnos a su hija, triste situación, es una práctica común en países desheredados; en Honduras le llaman “hijos de crianza”, a veces la mamá nunca ve a su retoño, condición cruel que impone la familia putativa.  Nos vio como un escape, quiere salvar  a su bebé por amor, del cambio monetario que se traduce en hambre, esa tortura clasista que establecen los invisibles hilos de la Banca.  

Nos confundió con esas parejas con problemas de fertilidad que viajan a países del “tercer mundo”  a conseguir nenes. Pudimos observar adultos mayores de países muy portentosos,  que van a  “conquistar” a una muchacha o a varias, todos intercambios beneficiosos  para ellos y/o desventajosos para ellas, ambas partes negocian con la desesperación. No discuto sobre la moral Agnes, ni  la de los adultos mayores, ni la de las parejas, todos buscan lo mismo, satisfacer necesidades, maximizar su economía, y van en pos del  sueño de  vivir mejor.
Agnes sólo quiere aliviar su carga, los adultos mayores triplicar su pensión y  diversión, las parejas no quieren pagar cantidades desorbitantes o esperar tanto para poder adoptar,  padecen y se rigen bajo la ley del que tiene o no.

Hay que entender que los intereses económicos destruyen vidas a diario, por ello necesitan tapar sus delitos al mundo, somos masas moldeables bajo el mazo del montaje mediático.  El miedo vende  armas; nos segrega según la procedencia, dicta  los sueños a los que podemos aspirar. Pueden sedar, envilecer, y distanciar a los pueblos que explotan o enaltecen, nada es al azar, la rentabilidad va en función de las tendencias del tejido social global.

Suelen promover   y normalizar prácticas culturales abusivas como el odio religioso y étnico. Emplean a la  miseria  como propulsor del control y destrucción social, simultáneamente injertan desinformación tendenciosa como virus social, entre sus herramientas se encuentra el famoso“spread the rumor”. La  fe, muro de la inteligencia, es útil para generar tendencias  y manejar a  los fanáticos, en cambio  en los países ricos, se valen de fomentar la comodidad,  el nacionalismo, exacerban el miedo de perder “sus” privilegios, y logran que desahoguen sus buenas intenciones en forma de ayuda humanitaria superficial a la que llaman “donaciones”.

Pensar como esos empresarios fúnebres es primordial para lograr ahondar y proponer nuevas estrategias y leyes que protejan la libertad de expresión, la diversidad y el respeto de los territorios y una sana empresa.

No hay que vivir  sólo en los debates, en lo inmediato, en la sobrevivencia,  el mundo es nuestra casa, la dinámica social es mundial. La libertad de expresión será real si se discuten sobre los DDHH y los acuerdos económicos mundiales que los menoscaban, busquemos trascender esos acuerdos a tratados, convertirlos en leyes funcionales y respetuosas para mujeres, hombres y niños(as),  personas mayores o con capacidades distintas.

Hoy el poder adquisitivo, es una frontera invisible; pero existe y confunde, me pregunto:
 ¿Cómo en Kenia, Agnes, no regalaría a su familia? ¿Cómo los adultos mayores y la pareja joven viajarían sin buscar su provecho personal? ¿Cómo en Honduras, la represión por ocupación acabaría? ¿Cómo las fronteras no serían puntos de ejecución y separatismo? ¿Cómo la vanidad, el sexo, la religión, el racismo, el nacionalismo, los experimentos científicos, no se transformarían  en políticas de guerra o motivos de degradación humana? ¿Cómo la migración sería despenalizada y no provocada? ¿Cómo salvamos a los  pequeños del rapto militar y el tráfico de órganos, drogas y armas?

Enciendo  la tele, morbo puro, lo peor es que se mastica como entretenimiento, o documentales de la guerra donde aparecen todas las bendiciones de los equipos de guerra actuales, aquí matar en un hobby, lo grotesco es la estrella de la farándula.  Oigo y leo mentiras, todo apoya a la impunidad,  depredador  fuera de control.

En Honduras, los pequeñines tienen el coraje y la inteligencia de huir de los matones. Tantos, que se transformó en una emergencia humanitaria en las fronteras del norte, por eso el International New York times fue asignado con la tarea de pintarle elefantes rosas a las preguntas.

Tenemos que construir ese cómo queremos vivir en el mundo, si en función al capital, o al amor humano sano, no hablo de Dios, eso es un asunto con más vericuetos y parte de ésta mercadotecnia agresiva.  Tenemos que reducir  la inequidad monetaria,  la manipulación, anular  ciertas leyes y contratos mañosos, quitarle fuerza al abuso y las mentiras del sistema.

Siempre habrá un pelo en la sopa, o encontrarás una clausula mal intencionada, invariablemente existirá un ambicioso queriéndole arrancar las fresas al pastel, si lo permitimos lo devorará completo. Perennemente habrá un penco trastocando el amor de un Dios X, sometiendo a la gente a la estupidez de  señalar o denigrar a la mujer.

Por ejemplo, una vez conocí a un joven misquito, zona  olvidada y de las más afectadas por ésta ola de crimen en Honduras.

Me pidió que le ayudara a revisar unos papeles, era una donación de 15 máquinas de coser industriales, dirigidas a las mujeres fabricantes de artesanías de tuno,  éste equipo fue  enviado como gesto de buena voluntad por la cooperación japonesa.

Tal equipo se encontraba en  la sede del  gobierno, pero según requerían que el joven, quién era vocero y representante legal de las mujeres, firmara unos documento de entrega, no muy confiado, pero con humildad y responsable buscó mi asesoría. Leí el documento,  resultó un contrato vil y tramposo, dónde esas mujeres recibirían las máquinas si ellas pagaban el flete,  y aparte donaban un número indeterminado de horas  y productos de su trabajo durante varios años.  Me enardeció, que gente luchadora sea timada por  éstos rapaces.  

Dicho documento según los corruptos  era sólo un comprobante de entrega del equipo, así que deduje que había fondos para su traslado, y esos requisitos no eran más que renglones flexionados por la corrupción.

 Le expliqué al  joven la situación, volví a redactar y a acomodar clausula por clausula,  borré, cambié,  escribí,  taché,  volví a  revisar, reescribí, esclarecí textos, hasta llevar esas máquinas sin que  las mujeres  sufrieran una cadena perpetua.

 Le aconsejé que enviara copias a los donantes y a sus compañeras. Ya revisado minuciosamente,  se lo entregué y le advertí que si tenía alguna duda, no firmara, que si le cambiaban el texto, que me llamara y lo leyera todo; le advertí que le darían un trato de rey, que le iban a dar tacitas de café con galletitas, pero que si firmaba tal como estaba redactado el “comprobante” en él pesaría  la explotación de sus amigas, que  si lo presionaban les dijera que había hablado con un experto, y que si las máquinas no llegaban a su destino,  la cooperación ya estaría informada del porqué.

Unos días después, el joven valiente, logró  las enmiendas, exigió el flete, y mantuvo la cabeza en frío aún con los halagos, estuvo horas, desde las 8:00  de la mañana, hasta las 10:00 de la noche, me llamó tres veces y tres veces corregí  los añadidos mañosos de los burócratas. Me llamó y me  informó que aceptaron  los términos tal  y como los planteé, que me contaría cómo.

 Nos vimos al día siguiente, mostrándome  el  acuerdo corregido y firmado, su cara irradiaba felicidad, me detalló cómo lo quisieron endulzar, me contó de las galletitas, el tecito, el café, las rosquillas, el almuerzo, la cena, la muchacha con la mini falda, y de cómo al  final, se decidió a jugar su última carta;  les  explicó que confiando en la buena voluntad de parte de ellos, también informó  al donante del documento de entrega  y que estaba seguro harían las correcciones, buscando el bien  y desarrollo de las mujeres productoras de artesanías de tuno. Fue un bombazo fatal.

Reíamos porque  describió las caras desencajadas de esas hienas y brindó conmigo con un buen capuchino, me sentí bien, ese muchacho era de buena madera, humilde e inteligente, fue un placer ayudarlo y cooperar al beneplácito de aquellas misquitas emprendedoras, fue grandioso  que la honestidad, imponente en ese acuerdo, estallara las intenciones de dichas lampreas oficinescas.

Como escritora y como profesional, las palabras me importan,  ese día dimensioné que en la redacción está la trampa, está la vida o la muerte, que la interpretación, no debe dejarse al azar y  por humanidad somos los responsables de nuestra gente, máxime cuando se trata de asuntos de trabajo. En caso de escribir sobre creencias o religiones, el tópico es muy ambiguo, hay más dolo, más asuntos filosóficos por abordar desde todos los y las involucradas.

 Si deshilvanamos el meollo económico, la equidad sería un ungüento y la modestia una enseñanza que no basa el pudor u honor  en los trapos que se  ponga o no  una persona. No nos asentaríamos en teorías binarias para colocar reyes y súbditos, o explotando al que está en desventaja y  enalteciendo al explotador, disminuirían las  masacres de grupos humanos específicos.  Lo fundaríamos en lo intrínseco en balance con lo cotidiano, en los actos manifiestos de la psiquis y la movilidad en la sinergia,  nos importaría el bienestar de la Vida, no la Paz, porque la Paz es un es  un concepto manoseado que señala un estado de  ausencia de la guerra, una recuperación de la demografía, pero no el abandono de las injusticias.

Si planteamos nuevos procesos, basándonos en el  “es suficiente para mí” o el “no lo necesito”, si volviéramos a las costumbres de sembrar,  reciclar y hacer con las manos un poco más, y leer  y vivir apreciando lo verdaderamente bello al derredor y al interior, no tendríamos tantos problemas de vanidad, tanta discriminación absurda, reduciríamos la comercialización de la violencia, nos curaríamos de los traumas sociales, no sería tan venerado el éxito material, y quizás lograríamos controlar  tanta depredación medioambiental, espiritual y humana. Seríamos amigos.

 Si aprendemos a que los tratos o contratos, tienen que ir en función al bienestar mundial y no local porque las ondas de las relaciones humanas son transitivas, procuraríamos suscitar ambientes y países con personas menos enfermas de sus nervios y con más interrelaciones satisfactorias y divertidas.  

Viajar a Kenia me hizo notar que existen además de las calles descuidadas, ideas fabulosas, eso del dinero en el teléfono que nadie puede robar  o su creatividad  musical, los convierte en dueños de un inmenso imaginario cosmogónico, es  una tierra  vibrante, como la mía.

Hay que instituir que las armas no son un negocio aceptable y que deben de ser sancionadas, tanto o más como hoy en día se persiguen a los  capos, es natural que hubiera menos asesinatos y menos adictos. Si el mundo fuera más barato para desplazarse y la educación implementara en sus planes viajes antropológicos; el racismo, los nacionalismos fatuos, no serían tan fuertes, en cambio las ideas y las posibilidades de creación se extenderían.

Quizás un pequeño nuevo  Einstein, camina por las calles pidiendo limosna, o una Marie Curie,  pueda que esté prostituyéndose en éste momento porque fue raptada, o un Stephen Hopking, esté fabricando calcetines, o  mejor artesano del mundo funja como doctor sin vocación.  La inteligencia no tiene regiones, ni sexo, ni edad,  tengamos cuidado.

El mundo, está erosionado por  paradigmas  económicos, que enaltecen el ego y deploran la humildad, la convivencia humana. El poder ataca a la humanidad cuando especula y persigue contratos trapaceros.

Si la gente que entiende sobre historia, labores, ciencia, artes,  artes manuales, biología, internet, se ocupa un poco más de los demás sin pedir dinero a cambio todo el tiempo, entendiendo que hoy la educación es un privilegio de estratos sociales, los jóvenes, no se sentirían a la deriva.

 Si aportas más de aquello que sabes sin pedir siempre una retribución monetaria como nos enseña el  sistema, sembrarás una retribución  de respeto, afecto; es posible que construyas para bien el futuro feliz de un niño, una niña.

Trabajemos en establecer nuevas perspectivas de intercambio, sin recurrir al cinismo pero si al humor, defender la libertad de comunicación masiva,  como los medios digitales, y la poesía. Fomentar la amistad sin el interés mal habido de establecer “relaciones”.  Volvernos sujetos  pensantes,  evitar  ser objetos de cambio, estadísticas monetarias, ganados en movimiento.

Hay mucho que redefinir, reflexionar, por ejemplo; el cómo la buena voluntad es usada por las grandes compañías u organizaciones con fines de lucro propio, repito, una buena acción se torna un modus vivendi, y no la persecución de la resolución de las causas.

 Hay que estar atentos a que los presidios  no sean receptores del aborto social, y procreadores de mano de obra gratuita.  Críticos de esa “limpieza social”  como llaman dulcemente a las masacres en colonias marginadas. Hay que pensar de nuevo, en la palabra poder, para destruir sus aristas e implementar acuerdos, no tratados de exclusión y explotación.

Hay que dejar atrás el vicio de  recurrir a teorías políticas anacrónicas, y utilizarlas sólo para aprendizaje, no cómo formulita mágica para solventar conflictos. Que  sea la ética  en base al respeto y no por asuntos de ego el que prevalezca.  Tenemos que analizar el entorno, reflexionar a diario, crear una conversación directa y una voluntad genuina de parte de aquellos y aquellas que ostentan el gobierno sea cual fuere, cuyas buenas acciones sean testigos de la palabra política.

Repensar los asuntos cotidianos, el ir entonando a la belleza física  y psicológica, en toda su diversidad, sin caer en parámetros de supresión,   y que no se sea más o menos, por ser más claro,  más negro, más blanco, más alto, más fornido,  más flaco o con más nalgas o no, que no sea la apariencia del que oprimió lo que enajene a la población con categorías absurdas de apreciación sobre sí mismos.

Hay que salvar de la marea de la palabra tramposa, la voz femenina, la los infantes,  la de los ancianos,  hay que destruir y bombardear frases  que enferman, por ejemplo ¿poder sobre qué, y para qué?, si existe el poder, existe opresión e injusticia. Al éxito basarlo no en las posesiones, sino en el amor sano y  conciencia de la otredad, la consideración,  que la vacuidad no ocupe el espacio de la convivencia natural.

 Éste escudriñamiento  hay que realizarlo en  el  mundo feroz del mercado, el mundo dónde la violencia es una ley de transacción, y que no transformen en  baluartes morales.

Dirán que soy una soñadora, que soy una fantasiosa, pero si recapitulamos; hoy en día los sueños, el  empeño de soñadores, nos acompañan, se construyeron; hablas por teléfono celular, ves películas, enciendes la luz como un sol, encuentras mantos para volverte invisible, se viaja  al espacio, existen experimentos de tele transportación (aún no me meto, no vaya a ser que me pase que se meta una mosca), acaso: ¿Un sueño de un sistema, más inteligente y solidario no es posible?.

La libertad de expresión, es justicia, equidad,  alegrías,  es construir, existir con el género  que somos y seres humanos sin exclusiones fundamentalistas, es aceptar éste arcoíris  que somos, tan hermoso. Merecemos la vida, que no es sólo un sueño, ésta es mi invitación, vida entre lo tangible e intangible,  el arte de ser. Persigamos volver equitativos los términos de la economía y ser sujetos pensativos, no objetos de mercado o tiros al blanco andantes. Así Agnes, podrá criar a su hija sin vivir en la raya de la desesperación.
























































































































































































































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