El bicho estelar




El bicho

En el lunar de la arena,
un bicho que cuelga de él
se abotonó miles de nombres
en su cabeza,
lleva un cien pies de zapatos
suele estirarse como látex
para esconderse en el lateral de la sombra
evadiendo a las garúas...

El bicho se rasca las ideas
millones de ideas
ideas para hacer
y las controla
porque acumula, y acumula
para hacerlas leña
así evita que se desbrocen a las almas
de la verde Tierra.

Suele poblar los hábitos perdidos
del sombrerero,
disfruta con sorna  las tertulias grises
que se juntan al pie de sus ventanas
y los mide, los pesa,
así sabrá que textura tendrá
la hipocresía de sus panzas pulidas,
-Han de ser del Status quo- dice el bicho
que se los piensa comer. 

Tiene de todo
ideas de materiales, de imposibles posibles
de acomodamientos improbables
de luchas sofocadas
de flores y enredaderas
 de voces chirriosas
o de otras estentóreas,
colecciona
túneles
poetas
risas 
barquitos de papel
radios olvidados
retazos de todo tipo
de juguetes, de pasos quedados
de duendes e historias,
de naves, de cabriolas 
de espacios sin crear
pero ama a las dudas, 
prefiere aquellas que sacuden al corazón
o  aquellas que dan vida a los recuerdos idos.

Le gusta
confundir  días y horas, con segundos y nano escapes
a los que llama Déja Vu
acumula al tiempo en su canasta
como canicas para darle batería al sol de las suposiciones lineales
deja que los barrenadores
levanten como Nóbel sus hazañas.

El bicho 
desteta a las estrellas  con un estallido
y palpa lo corpóreo del limo
para acomodarlas en su sueño de nubes. 

Es un bicho que vive, 
en  un lunar de la arena
lleva un sombrero de copa
una gaita, un pequeño trampolín,
mientras existe, dentro del panzón azul
llamado; Espacio, versado, loco
extraviado, inacabable rincón
de la mota de arena

donde un bicho se colgó
para andar con su paraguas
bajo la brisa del mar. 

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