Negrita, la perrita del pueblo /anécdota


ADIOS NEGRITA
Me encariñé de una perrita del pueblo, chiquita, peluda y colocha,  no puedo explicarlo, no soy de las que se enamora de un perro así nomas, pero su mal genio, y sus travesuras, me robaron mi afecto sin remedio. Como estaba cachorra tenía las patas de atrás largas, dándole una figura graciosa, ostentó simpáticamente, un lunar de pelo blanco bajo su labio inferior, acompañando un par de ojos oscuros y vivarachos que irradiaban mucha inteligencia perruna.

Por eso cada vez que comíamos, mi ex esposo y yo le procurábamos lanzar los huesos desde la ventana de nuestro apa, ubicado en un segundo piso, sembramos mucha expectativa entre los perros de esa calle pues se formó un grupo exclusivo de comensales que se sumaron a la intentona de agarrar los huesos.

Componen ese clan un perro tuerto que al andar parece un pez nadando en línea recta, Zukka la perra de la dueña. un negro semental de al menos 10 lustros (en vida de perro) causante de que en el pueblo haya tantos hermanos y hermanas cometiendo incestos, otra pintada de blanco y café que tiene cara de abuelita, algo escuálida, y la mía,  mi preferida, la Negrita, a quién le procuré los mejores bocadillos y panqueques (hot cakes)con mermelada de mandarina (hecha por mí) para gozar al verla relamerse el pico con esos ojitos pizpiretos.

Así me gané su esquiva confianza, porque como animalito de la vida, no confiaba en los humanos, muy coherente, ni yo lo hago del todo, aún siendo mi especie.

El lunes me detuve un ratito más de lo normal a jugar con ella, le sobé la pancita, le prometí que la llevaría a un Spa porque la adoptaría y me despedí de mi Negrita. En la noche al volver casi me atropella un auto,  venía bien orillado al muro, de hecho al ras, me asusté por supuesto, seguí mi camino, pero no la vi y me dio un vuelco el corazón.

Como ayer tampoco supe de ella, hoy miércoles después de que no la encontraba, le pregunté a los vecinos, me enteré que todo ese cariño especial que siento por la Negrita, un bruto en auto lo atropelló. 

Lloro mucho, y recuerdo esas palabras de mi abuela y mi mamá, que me decían que cuando un perrito que uno quiere muere de repente, es porque entregan la vida por uno, pero eso jamás me consoló.


Jueves 26

Veo el cruce de calles de tierra, con todos los perros, unos como yo, atisbando el vacío del polvo matutino, viendo hacia toda dirección, negando que ya no está, curiosos y oliendo los caminos de ella, mi Negrita, de hecho hay tres perros que se apostaron en la calle en plan de luto.

Viernes 27 al lunes 30 de octubre.

Los perros no han aparecido, el luto es general, eso contradice la creencia de que los perros viven en un eterno presente.



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