¿QUÉ TE PIDO MUNDO, QUÉ TE PIDE HONDURAS?
Tengo mi sangre espesa de lágrimas y la sonrisa destila una flor para que llegue a vos, para que llegue...
No quiero dártela sobre una lápida
ni en un verano sin memoria
no es mi pueblo un lugar de visita
ni museo
ni un latir mecánico.
No quiero dártela sobre una lápida
ni en un verano sin memoria
no es mi pueblo un lugar de visita
ni museo
ni un latir mecánico.
Somos una flor, un pequeño aliento
un espasmo del planeta tierra
un rincón dulce
un verbo
una nota musical
un verso
una brisa que se enreda en tu pelo
un vela a escondidas porque me gustas
un decirte, ¿quieres? y quedarme sin comer
es darte la mejor cama, a pesar de mis huesos
es procurar que se vayan los mosquitos
y escuchar la lluvia en la hamaca,
es reírte de la desgracia propia, y llorar la ajena
es no odiarte, a pesar de que eres perverso
es hacer un mohín de tus carencias
para regalarte mi mejor abrigo,
darte un apapacho para
aliviar tus decepciones
dolores, silencios,
los trucos hirientes de la vida
que te convierten en maldito,
paria
solitario
enfermo
en un sin amigo,
un sin llenura
un cínico.
Tengo los abrazos constrictos
porque te enajena la cuenta corriente
y tu piel y la mía
no puede encontrarse
para darse un toque de amistad.
Te cuento,
vengo como flor de loto,
como miel de jimerito
oro al paladar,
voy y te enciendo las chispas de tus ojos,
te doy esos cofres llenos de infancia
mil amores y travesuras,
centro revolvente
vivacidad,
cascada de carcajadas
que deambula entre los mangos,
las lunas llenas, los murciélagos
y el mosquitero de la abuela.
La abuela,
esa mujer que se fue y queda,
memoria que vive,
muertos que siempre están
junto a los vivos en èste hogar,
Honduras somos, ella somos
y te invitamos al
café con pan... mundo.
¿Qué te pedimos, mundo?
Sólo amor sin teorías y sin las normas de la banca
sólo amor sin cruces o apóstoles consolidados
sólo amor sin sacrificios y gente en categorías
sólo amor sin propiedades
sólo amor sin intermediarios y no forzados
sólo amor sin jefes y sin sometidas
sólo amor, sin adulteracones.
¿Qué te pide Honduras, mundo?
Tu humanidad, la tuya, esa misma
que tengo yo
desde Honduras.
Diana V.
un espasmo del planeta tierra
un rincón dulce
un verbo
una nota musical
un verso
una brisa que se enreda en tu pelo
un vela a escondidas porque me gustas
un decirte, ¿quieres? y quedarme sin comer
es darte la mejor cama, a pesar de mis huesos
es procurar que se vayan los mosquitos
y escuchar la lluvia en la hamaca,
es reírte de la desgracia propia, y llorar la ajena
es no odiarte, a pesar de que eres perverso
es hacer un mohín de tus carencias
para regalarte mi mejor abrigo,
darte un apapacho para
aliviar tus decepciones
dolores, silencios,
los trucos hirientes de la vida
que te convierten en maldito,
paria
solitario
enfermo
en un sin amigo,
un sin llenura
un cínico.
Tengo los abrazos constrictos
porque te enajena la cuenta corriente
y tu piel y la mía
no puede encontrarse
para darse un toque de amistad.
Te cuento,
vengo como flor de loto,
como miel de jimerito
oro al paladar,
voy y te enciendo las chispas de tus ojos,
te doy esos cofres llenos de infancia
mil amores y travesuras,
centro revolvente
vivacidad,
cascada de carcajadas
que deambula entre los mangos,
las lunas llenas, los murciélagos
y el mosquitero de la abuela.
La abuela,
esa mujer que se fue y queda,
memoria que vive,
muertos que siempre están
junto a los vivos en èste hogar,
Honduras somos, ella somos
y te invitamos al
café con pan... mundo.
¿Qué te pedimos, mundo?
Sólo amor sin teorías y sin las normas de la banca
sólo amor sin cruces o apóstoles consolidados
sólo amor sin sacrificios y gente en categorías
sólo amor sin propiedades
sólo amor sin intermediarios y no forzados
sólo amor sin jefes y sin sometidas
sólo amor, sin adulteracones.
¿Qué te pide Honduras, mundo?
Tu humanidad, la tuya, esa misma
que tengo yo
desde Honduras.
Diana V.
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