GAIA NAUTA EN ALQUILER



Rento éste corazón sensible y forajido
Por dos lágrimas en una cara de un honesto triste
Por un baile en la lluvia con los pies desnudos
                                                                 sobre algún pasto de la selva, que nos sobrevive...

Lo pongo a disposición,
del amor que languidece por tanto bombardeo,
de las manitos chiquitas que rezan con las mías,
sin Dios alguno
sin fe predestinada, sin hambre de tanta inmortalidad,
sólo asidos de la vida.

Lo coloco,
como protector sobre los incendios
para que curse el agua y
la única alevilla en el espacio.

Lo doy, en la marimba y la flauta,
 ukelele y violín
canto que arrebata al gato,
su pasaje a los sueños de seda y tacto.

Lo transformo si gustan
en miel, en hoja, en beso,
en naranja, en brisa, en bruma de vapor
en un detalle alegre, en color robusto
en  barquito rebelde surcando  las nubes radioactivas.

¿O prefieren un papalote, 
 asombro que no balbucea  emboscadas?

¿O necesitan una historia fantástica, una flor silvestre y diversa,
una charla, un par de oídos para escucharte en calma?

Lo pongo en alquiler, porque es corazón   de causas
de montañas, de ternura y mirada
de sueños verdaderos, que construye con las manos
con tu paso a mi lado, con tus brazos en mi cintura.

Rento éste corazón y mente
que se han confabulado y flotan
son  los gaia nautas 
bajo el tapiz de tu casa,
ahí verás un océano azul lleno de juguetes y memorias
que nadan de vuelta a tu pecho,
párvulo inocente de ésta existencia  tóxica y monetaria.

No temas hundirte, tengo un tanque lleno de oxígenos y versos.

Lo pongo de tambor
De hechizo
De palabra
De razón
De subi baja
De piedad
De curiosidad, explora que se hace inmenso. 

Lo traigo,

Para tapar el cañón de las  pistolas,
para que lo coloquen como escape en una cárcel sin sentencia justa,
lo  uso como vara
aquella que desarma  la trampa preparada
para cualquier infortunado animal,
de aullido  de lobos, amamantando a la luna llena.

Pongo éste verbo con sangre
en los ventanales de la banca loca,
en tu cenicero de alcancía,
en tus horas perdidas tras el mastodonte de la fama
te busca, espanta con él tu hiel
y tus calamidades.  


Lo receto, como ungüento
de  aquellos malos amores fraternales
para guiar padres autómatas y desdeñosos,
para  esos que te olvidaron  en cumpleaños con payasos
repletos de niños silueta, forma y sin sentido alguno.

Aquí les traigo, una mente y un corazón ancla
Un par de ojos argonautas
Unas manos de seda y amorosas
Unos abrazos únicos para vos, y por vos.

Un corazón en renta
Lo ofrezco en el mercado de valores
El único que no se fragmenta y a todos da dividendo.

Lo rento
para que se pose la luciérnaga en tu faz
esa, que nos llena de gozo.

Diana E. Vallejo

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