Desastres por el COVID
Esos tañidos de viento
penetran los cuerpos,
sus alvéolos son embarcaderos azuzados
títeres de células y falanges
vivos trapecistas de la vía pública que se va cerrando en la tarde.
Camareros de las tropelías
empleados en el tenebrosos mundo
de los laberintos,
tanto papel lija, palizas indescifrables.
Hay otros,
riendo en las criptas santas y bursátiles
pero el vacío
puso poca sal en sus clepsidras
pronto los succionaran sus lenguas
boas constrictoras.
Allá esas escenas del teatrino
urden el plan de vuelo de las mariposas,
aprietan y sofocan la cálida temperatura
del latido descompasado
un par de eclipses se asoma a las corneas
los segundos antes de la muerte
siempre son silenciosos,
no ha de posarse la prisa,
la espantan de los lechos.
La humanidad tan talada,
sólo es un tributo anónimo
en las fosas.
que se inflan de oxígeno
antes de partir
la costra de la tierra.
no tienen nombre los ausentes.
¿Dónde llorar sin exequias?
La garganta torna la humedad al río
bocanadas que se atascan en alguna concavidad
provocando éste dolor impío.
¡Piedad!
Venas y pasillos atestados
constricción sobre el pecho popular
las cortinas son de papel moneda,
te asientas en el pulmón como cometa
te atas al denso vapor de la menta,
no hay tregua, la luz marcará la suerte.
tic-tac- son los espectros
que se enhebran en las ramas.
¡Aliento! ¡Alerta!
No hay agua, pero las escafandras
inundan planicies y vísceras
llueve, para pintar de pasmo a las cenizas
aquí sólo se corroe por decreto
aquí sólo se odia en nombre de Dios.
-
Que convulsiona la carne
rechina en los boquetes sanguíneos
atado a un hilo macabro y transparente
por las mañanas pisas las heridas de tu cuerpo fermentado
no es voluntario
la calamidad se sonríe cuando te asusta
las nubes no son tan inocentes
los nanos vuelan al cuerpo
titan los hilos de viento
mueve tu
un sinnúmero de
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