SER MEDIADOR(A) de la XIII Bienal de Cuenca



SER MEDIADOR(A) de la XIII Bienal de Cuenca

Escrito por: Diana E. Vallejo


                 Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad.
                                                                                                                               Carl Jung



A
unque el pesimismo sea un rasgo nato en Carl Jung, quizás una de las excepciones a la premisa es, el arte.

Aprender a mediar conllevó varias etapas, asistir al diplomado, hacer amistades, escuchar las bitácoras desde el conocimiento y las experiencias de expertos, disfrutar un bocadito en grupo, ser escogidos, extrañar a los que no entraron, hacer prácticas en los colegios y museos, cumplir horas, estar atentos a los avisos, y todo iba trazando lentamente este cuerpo de interrelaciones mundiales, temporal y valioso.

Mediar, resulto en soslayar un transcurrir, es una labor que aún está construyendo su semiósfera en un planeta de humanos acoquinados de su impermanencia y crédulos de su eternidad. Lidiamos con el público ávido de sensaciones nuevas, con el personal fijo de cada espacio, con el sobresalto de un proyector descompuesto, o las travesuras de jóvenes de colegio, lidiamos con los fantasmas del las sedes y la historia de Cuenca, con los temperamentos, lo dicho y lo no dicho. Todo, me llevó a re interpretar mi vida y el uso de ella en este Big Bang, llamado Bienal.

Yo, como mis compañeros(a), abrazamos al eterno curioso, el público, el que nos obsequia sonrisas, silencios, anécdotas, miedos, proyectos, otras visiones, contrariedades y hasta su amistad. Si pudieran abrirnos el alma, lo encontrarían todo, el Universo y las dudas, mediar es una montaña rusa, una conversión al arte parecida al bautismo. Ahora nado en sus experiencias frente a las obras, genero visiones, pero ¿qué es la parte media, la interrelación entre dos existencias?

¿A qué se parece mediar? se asemeja al tiempo entre dos segundos, me recuerda a la constancia de una gota que cae mientras se forma la otra, se compara al vaivén de la curva entre ola y ola, o al flujo de sangre que entra al corazón y que nos mantiene entre la vida y muerte, o aquel rompeolas de un acantilado que va puliendo las orillas. Mediamos, somos cisma, reactor, provocación necesaria para preparar la disposición a la sorpresa, ocurre de todo entre los humanos y sus mundos.

Los asistentes y los artistas, me regalaron conocimientos, parajes, me transformaron en puente sin vigas o cables, en portal, en prestidigitadora de palabras, en nido o panal de pájaros de abejas supra reales, en performadora, en árbol de cobijo, en espejo y reflejo, en anfitriona de invitados inter estelares, en defensora acérrima de la semilla, en testigo de la mano que borda el manto de flores que germinan desde las bombas, soy a veces para ellos, migrante animal, ojo de Dios, plato de cocina o rincón de ciudad desdibujada, otras veces fui lápiz de barro, bisonte, USB, sonidos envolventes, ama de maravillas, poesía facial, llanto en la tragedia, amor en vídeo, música desde la hoja, caña, campesino en la pared, cabello narrador, hilo umbilical, soga de pecados inversos, feto indefinido, araña magnificada, coreografía, retrato de basura, heráldica indígena, invasión del espacio, vigía de travesuras, intermediaria. Si como mediadora, me parezco a una caja de resonancias dónde se zambulle el Ser masivo a explorar al artista.

Hemos de mencionar que Cao Fei, logra que la apatía de bofetadas suaves a los zombies y a la superstición, con Sebastian Gordín las estrellas encontraron otro cielo y las memorias simultaneidad, en cada obra una nota de ese discurso inasible, la vida, la migración, la Naturaleza, el quién soy, la multiplicidad, la impermanencia, lo aparente, lo trastocado, lo masivo, la repetición, lo colosal, la poesía.

En el plano inmediato, mis compañeros(as) me alucinan. Lucía disfruta su vocación con los jóvenes, sonríe al recordar que le han dicho que los panales de Henrique Oliveira son popó de dinosaurios y con quién te puedes explayar en una conversación filosófica y cuestionadora; con Nicolás, siempre se llega al animal, a la planta a la conservación, con Franklin se explora el trazo rebelde, la preocupación social, el otro punto de vista, con Santiago, ahondamos en el detalle, la exactitud, el guión, las preguntas incesantes, la seguridad, con Gabriel, se escuchan leyendas, se visualiza al emprendedor, al transgresor novato, el neófito de la pregunta, con Iván, conozco al transgresor benigno, al soñador, el que me provoca esas ganas de moverme bailando, con Isabel me empapo de su agudeza, y de ese amor al canto coral, de Pablito el guardia, sus anécdotas y reflexiones, sobre el hijo y la vida cotidiana, de Pablo el soldado del parque, admiro su fidelidad a la obra, su piel quemada de paciencia, sus tormentas arraigadas, sus comentarios sobre mexicanos adoradores de la Santa Muerte, con Héctor llego a los pormenores del abuelo y la pequeña María que gustó de cortar un copo de papel o que me cuente que el Himno a la Alegría, es ahora un tren de vapor para estudiantes, con Abigail, la fiereza aparente nos sorprende por su ecuanimidad y constatar que es amiga leal de sus convicciones, de cada uno hay una narrativa, pero seria un texto inmenso y siempre inaca bado.

Quien creyó que mediar era un hacer superficial, esta errado, nada más incierto.

Somos tripulantes del imaginario y sí, somos hoy capaces de socavar  la oscuridad.

PD: Lástima que hubo un grupúsculo de egoístas que sabotearon el trabajo de algunoscompañeros(as) , borrando archivos, ignorando el trabajo realizado en la Noche de Impermanencia del Benigno Malo y el Museo de las Conceptas, trabajo que quedó relegado al olvido para perjuicio del evento, por comportamientos mediocres, que no entienden de qué trata aún tener una Bienal en la ciudad. Por ejemplo no se registró el transformar al antiguo y majestuoso Benigno Malo una colmena de abejas  impresionante, o la telaraña que realizaron los del museo de las conceptas, en fin...lástima.

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